La inflación en Chile continúa dando señales de una desaceleración más rápida de lo previsto. Así lo confirmó el Banco Central en su Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre de 2025, donde proyecta que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) convergerá a la meta de 3% a comienzos de 2026. En noviembre, tanto la inflación total como la subyacente se ubicaron en 3,4% anual, mientras que las expectativas de inflación a dos años permanecen alineadas con el objetivo del ente emisor.
Este escenario fue analizado por el economista Ricardo Ruiz de Viñaspre, director de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Finis Terrae, en el programa Mercado en Vivo de 13C. El académico valoró la trayectoria descendente de la inflación, aunque advirtió que el desafío de fondo sigue siendo el bajo crecimiento de la economía.
“Necesitamos políticas públicas pro inversión y pro crecimiento que no nos permitan crecer solo al 2,5%. Para eso necesitamos una batería de políticas públicas que dinamicen la economía y, por ende, la creación de empleo, que es donde tenemos problemas hoy en día”, señaló Ruiz de Viñaspre.
El Banco Central, en tanto, proyecta un crecimiento del PIB de 2,4% para 2025 y mejora las perspectivas para 2026, impulsadas por mejores condiciones financieras, un repunte de la inversión y una mayor confianza de consumidores y empresas. No obstante, la autoridad monetaria también advierte la persistencia de riesgos externos y reafirma que la Tasa de Política Monetaria (TPM) se ajustará con flexibilidad para asegurar la convergencia de la inflación al 3%.
En esa línea, el académico explicó que la reducción de la inflación no responde únicamente a la acción del Banco Central, sino que también al comportamiento del gasto fiscal. “Estamos convergiendo gracias a la acción del Banco Central, pero acá también tiene mucho que ver el gobierno con el gasto público”, indicó.
Ruiz de Viñaspre agregó que el propio IPoM detalla que la meta inflacionaria podría alcanzarse ya en el primer trimestre de 2026, lo que tendría efectos relevantes sobre las expectativas económicas. “La expectativa de los agentes económicos y de los consumidores es que los costos de los productos se mantengan en un rango razonable, y también las empresas tienen menos incertidumbre, lo que puede ayudar a la inversión”, concluyó.
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