Ana María Maza: “Marco Antonio de la Parra ha creado, con genialidad, una obra donde se unen lo lúdico y lo grave”

La escritora y académica de la Escuela de Literatura destacó la trayectoria del dramaturgo, reciente ganador del Premio a las Artes Escénicas Nacionales Presidente de la República.

Publicado el 1 de diciembre, 2025 · 8 min lectura

Marco Antonio de la Parra fue distinguido con el Premio a las Artes Escénicas Nacionales Presidente de la República 2025, en la categoría “Autores de obras escénicas”. Un reconocimiento a su extensa y destacada trayectoria, donde ha creado más de 100 obras, estrenadas, traducidas y representadas en distintos continentes. 

Este premio ha generado una serie de reacciones en el mundo de la cultura, siendo una de ellas la de Ana María Maza, escritora y académica de la Escuela de Literatura de la Universidad Finis Terrae, quien dedicó una carta para abordar el aporte del destacado escritor, dramaturgo y psiquiatra. 

“Cuando un Premio es muy merecido por quien lo recibe, produce una gran felicidad en otros, en aquellos que han seguido su obra por mucho tiempo y a quienes el autor ha transformado por su lectura o en su experiencia de espectador. Es ése mi caso”, comienza señalando

Una trayectoria literaria que transformó el teatro chileno

Ana María Maza, destaca que “conozco la obra de Marco Antonio desde sus primeros estrenos y reconozco que la experiencia vivida con ‘Lo crudo, lo cocido y lo podrido’, ‘La secreta obscenidad de cada día’ y ‘El deseo de toda ciudadana’, me hicieron descubrir una dimensión original, irónica, desconcertante, que no tenía el teatro en Chile hasta esos años”.

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“Lo lúdico y lo grave”: la clave creativa del dramaturgo

Ana María Maza subraya que el valor de la obra de Marco Antonio de la Parra radica en su amplitud temática y en la profundidad de su mirada crítica.“La obra literaria de Marco Antonio de la Parra comprende aspectos diversos y aparentemente distantes, que se unen con extraordinaria perfección: su preocupación y lucidez por el mundo -por el ser humano y sus contradicciones- su permanente diálogo dentro de las obras con la literatura universal y la revisión crítica de la historia y la política de Chile”.

Puedes leer el texto completo a continuación: 

Marco Antonio de la Parra ha recibido el Premio a las Artes Escénicas Nacionales Presidente de la República, que reconoce “la excelencia, creatividad y labor de artistas, elencos y/o compañías que han aportado al desarrollo del sector desde diversas disciplinas”. El Premio se refiere a la categoría Autores de Obras Escénicas. 

Cuando un Premio es muy merecido por quien lo recibe, produce una gran felicidad en otros, en aquellos que han seguido su obra por mucho tiempo y a quienes el autor ha transformado por su lectura o en su experiencia de espectador. Es ése mi caso. Conozco la obra de Marco Antonio desde sus primeros estrenos y reconozco que la experiencia vivida con “Lo crudo, lo cocido y lo podrido”, “La secreta obscenidad de cada día” y “El deseo de toda ciudadana”, me hicieron descubrir una dimensión original, irónica, desconcertante, que no tenía el teatro en Chile hasta esos años. Establecer el contexto teórico de la obra de Levi Strauss para crear la imagen de la cultura y civilización de la época de la dictadura, era una hazaña intelectual inimaginable. En “Lo crudo, lo cocido y lo podrido” estaba la misma pregunta que en el antropólogo belga. ¿Qué es lo real? ¿Era el estado salvaje de lo crudo, lo civilizado de lo cocido o la evolución degradante que va directamente de lo crudo a lo podrido, como la putrefacción del estado original inicial y natural de una sociedad?  ¿Dónde están la cultura y la naturaleza en ese mundo precario de garzones esperpénticos?  La situación de Chile resultaba similar al mundo de don Friolera, vale decir a las críticas que hiciera Ramón del Valle Inclán con sus esperpentos, sobre la situación cultural de España a comienzos del siglo XX, un autor esencial para entender el arte modernista y las ácidas burlas del arte de vanguardia. Las obras de Marco Antonio eran una nueva vanguardia en el país, original y alejada de aquella que necesitaba ser interpretada por especialistas para completar los espacios vacíos, los que aparentemente no tienen sentido en la misma obra, y por la que se necesita un guía superior. Obras que dominaron el espacio de creación de los años ´80 en el país. En de la Parra se encontraban, en capas y muy bien amalgamadas, todas las significaciones culturales e históricas, dejando a los niveles externos una aparente versión popular que la hacía muy comprensible y cercana. La ironía, los elementos lúdicos con que se transmitía un mundo de conflicto universal permitía que esas obras presentaran, en una dialéctica combinación, tanto el miedo y la muerte como la esperanza en la creación humana para superar los momentos de angustia. La cercanía del absurdo hacía posible que no se entendiera el mundo del presente como inextinguible o absoluto porque tenía preñada la esperanza, como planteaba Esquilo en el Prometeo. En las obras de De la Parra, con la permanente sombra de la censura de esos años, abundan las situaciones absurdas con sentido carnavalesco, en una dimensión nacional y universal al mismo tiempo. Era una gran audacia artística y política romper con el realismo de la denuncia directa para crear un mundo delirante donde el dolor o el miedo se expresarán desde la comicidad absurda. Una obra ambigua y compleja que podía ser recibida por un público ideológicamente diverso. Obras donde surge una denuncia universal a la condición humana y que lleva a la reflexión, desde la ironía o la comicidad. Degradar “lo sagrado” de Marx y Freud y convertirlos en personajes mínimos, grotescos y populares, ha sido una expresión superlativa de libertad creativa. No es casual entonces que los dos escritores que iniciaron en la literatura la visión de la ambigüedad sobre el sentido de la realidad, la oscilación entre los contrarios, sean quienes han concentrado a Marco Antonio por años en su lectura y reinterpretaciones vivas:  Cervantes y Shakespeare.  Dos obras suyas han devuelto a estos máximos creadores a la escena contemporánea: El loco de Cervantes y Mr. Shakespeare, con sus reflexiones actuales sobre la vida y la muerte. 

La obra literaria de Marco Antonio de la Parra comprende aspectos diversos y aparentemente distantes, que se unen con extraordinaria perfección: su preocupación y lucidez por el mundo -por el ser humano y sus contradicciones- su permanente diálogo dentro de las obras con la literatura universal y la revisión crítica de la historia y la política de Chile. En la supuesta pequeñez de espacios o personajes, sus obras alcanzan una dimensión que escapa a lo provinciano, aunque también lo contiene. Existe en ellas un diálogo de tiempos y de espacios, se encuentra lo grande o universal agazapado en pequeños hombres y mujeres, que, si bien representan gestos nacionales con sus tradiciones y lenguajes, están al mismo tiempo respondiendo a grandes fenómenos, a los grandes mitos. Es el ser humano con sus grandes penas, afanes, fantasías, en un mundo creado que significa la síntesis de todo lo existente. El teatro de Marco Antonio de la Parra entrega al espectador la posibilidad de conocimiento e identificación del mundo y de sí mismo, como todas las grandes obras de la cultura. 

Tal como entendió Marco Antonio en sus primeras lecturas y luego demostró en sus obras, en el teatro se condensa la síntesis del arte vivo, compartido en la comunidad, el teatro que puede ser la síntesis del arte, el teatro que es la síntesis de todo lo humano, a la manera de Shakespeare.
No puedo dejar de destacar una faceta menos conocida de Marco Antonio de la Parra, pero integrada a su condición de autor y muy asociada a la Universidad Finis Terrae. Ha sido un director de los conocimientos y líneas esenciales de las Escuelas de Literatura y de Teatro. Ha ejercitado la motivación intelectual junto a la libertad, privilegiando la creatividad de profesores y alumnos. Pero deseo elegir una práctica de su trabajo académico que lo caracteriza y que agradezco con verdadera emoción, porque en estos tiempos de individualismo y de relativa sospecha sobre los otros esa virtud se ha ido alejando de las Universidades, donde siempre se generaron verdaderas comunidades del conocimiento. Esa valiosa virtud personal es su generosidad intelectual. Marco Antonio es un creador, profesor y director generoso, con jóvenes estudiantes, profesores, escritores, actores y todo aquel que se pregunte sobre arte.  Siempre dispuesto a apoyar alguna línea nueva en teatro y literatura, en toda investigación o publicación que se haga. 
Marco Antonio de la Parra ha creado, con genialidad, una obra donde se unen lo lúdico y lo grave y al mismo tiempo resulta muy cercana, una obra muy nacional y a su vez universal, atemporal.

Felicitaciones muy merecidas a Marco Antonio de la Parra por todo lo que ha creado y transmitido.

Ana María Maza S.
Profesora Escuela de Literatura
Universidad Finis Terrae