Su paso por la Finis Terrae lo marcó como abogado y como político. De regreso al ejercicio de su profesión fue distinguido el Best Lawyers 2023 como abogado inmobiliario.
Felipe Alessandri Vergara. Ex-Alcalde de Santiago.
Estudió en el Nido de Águilas hasta 1992. Luego entró a estudiar Derecho en la Universidad Finis Terrae. Tiene un Diplomado en Sociedades y Financiamiento y es Magíster en Derecho de la Empresa en la Universidad de Los Andes. En España ha realizado pasantías de especialización en temas de índole municipal, sobre Seguridad Ciudadana (2008) y Conservación Patrimonial (2014). En 2003 trabaja en BG abogados y un año después se convierte en concejal por la comuna de Santiago. En 2011 asume la dirección de gestión ciudadana de la Presidencia, miembro del gabinete del Presidente Sebastián Piñera. En 2012 vuelve a la concejalía de Santiago y en 2016 gana la alcaldía, cargo que ejerce hasta 2021. Actualmente ejerce la profesión en el estudio Ossa-Alessandri Abogados. En el año 2022 y 2023 fue reconocido por el ranking Best Lawyers en el área de Derecho Inmobiliario.
De las imágenes que marcaron los ocho años que Felipe Alessandri fue alcalde de Santiago, una de las recurrentes es la de sus enfrentamientos con los integrantes de centros de alumnos de los liceos emblemáticos de esa comuna. Dos décadas antes, él habría estado al otro lado de la mesa en postales como esas. Cuando estudiaba Derecho en la Universidad Finis Terrae, un joven Felipe Alessandri se transformó en presidente del centro de alumnos de su escuela.
“El centro de alumnos no era una institución que funcionara bien, así que decidimos con un grupo de compañeros armar una directiva y postular. Y salimos electos, fue una campaña bien reñida”, recuerda hoy, de regreso al ejercicio profesional tras dejar el sillón edilicio de la capital en 2021. “Hicimos debates para involucrar a los alumnos, dimos visibilidad a las necesidades que teníamos y las autoridades nos dieron respaldo completo: nos cedieron una oficina equipada para poder trabajar, ayudamos a alumnos de escasos recursos, llevamos a parlamentarios a exponer. Fue una buena experiencia”.
La vocación política que nació en la Finis Terrae se mantiene, así como los valores y formación que recibió en la institución. Su historia es de esas marcadas por un apellido de centenaria tradición de hombres ligados a las leyes y a los poderes del Estado, incluido el cuarto.
“Vengo de una familia de abogados, mi madre periodista, directora de Paula, Elle, Caras, y mi padre empresario, político”, dice refiriéndose a Constanza Vergara y a Gustavo Alessandri, también ex alcalde de Santiago. “Entendí que las leyes te dan un marco de acción más amplio que Ingeniería Comercial”, recuerda sobre el momento de decidir qué estudiar tras terminar la educación media en el colegio Nido de Águilas.
Por la plana de profesores muy buena, por la malla que me acomodaba, la encontraba más inteligente, con ramos semestrales. Y me gustaba que fuera una universidad más democrática: siendo privada, cumplía el concepto de universalidad, más que otras. Es una universidad heterogénea, algo que es muy importante en el mundo de hoy. Una universidad donde hay diversidad sexual, diversidad de clases económicas y diversidad social. Algo importante porque el mundo es diverso. Yo tengo –y trato de que mis hijos también la tengan– una mirada amplia de lo que es la sociedad.
De muchas maneras. Por ejemplo, los estudiantes eran diversos, de Santiago y de provincia. Y así debe ser: un espacio donde uno interactúa no solo con los iguales, eso es más democrático. Ciertamente le da un sello el no haberse ido a la cota mil, como otras universidades. Es bueno que se haya quedado ahí.
Felipe Alessandri habla desde su oficina en Ossa-Alessandri, estudio jurídico que tiene hace 15 años. En una pausa en su destacado ejercicio profesional, que acaba de ser reconocido como abogado inmobiliario Best Lawyers 2023 (por segundo año consecutivo), aprovecha el aniversario de su alma mater para recordar sus años universitarios, aunque describa imágenes difíciles de creer para las nuevas generaciones, por el bien de la salud pública. “Me acuerdo de Víctor Vial del Río, profesor de civil buenísimo, una mente brillante, genio y figura. En ese tiempo se podía fumar en la sala y a mí me impresionaba la cantidad de cigarros que fumaba dando clases. Era un espectáculo”.
Miguel Schweitzer, embajador y ministro (ex decano de Derecho de la Finis Terrae), que junto con pasar la materia contaba historias. Y hacía un asado a fin de año en su casa en la playa. También recuerdo a Eugenio Labarca, aunque a mí me interesaba civil más que procesal, él enseñaba esto último de una manera más horizontal, más cercana.
En su trayectoria pública, Alessandri ha mostrado que es un hombre de opiniones francas y directas. “Yo celebro que la Finis Terrae se ha mantenido como una universidad grande, veo que sigue mejorando su relación con la comunidad, con sus ex alumnos, con el cuerpo de profesores, mostrando un poco más lo que hacen”, comienza.
Alessandri detalla que lo que aprendió en ramos como derecho laboral, constitucional y administrativo le dio la base de conocimientos necesaria para movilizarse a dar el primer paso político en su carrera: postuló a concejal de la comuna de Santiago en 2004 y ganó la elección. “Cuando uno empieza a ver cómo funciona el Estado, la precariedad y la burocracia que existe, el cómo está conformado, uno dice ‘bueno, hay que tratar de meterse para intentar cambiar las cosas desde adentro’”, dice. Su experiencia en el centro de alumnos en la Escuela de Derecho de la Finis Terrae también la destaca como gatillante de su posterior vida política. “Ahí ya estaba reflejando mi vocación de servir a la comunidad estudiantil. Estuve un período donde hicimos cosas como llevar parlamentarios a exponer, siempre de distintas tendencias políticas, porque no me gusta escuchar solamente a un lado, sino que los alumnos puedan acceder a exponentes de diversos colores políticos. Ahí comenzamos con esta vocación política desde la juventud”. Tras perder, por un estrecho margen, las elecciones municipales de 2021 frente a la entonces candidata comunista Irací Hassler, Alessandri salió del foco público y volvió a ejercer la profesión en su propio estudio jurídico.
Fui dos períodos concejal y cuatro años y medio alcalde. Una lección que me dio mi padre fue mantener la oficina de abogados hace ya 15 años. Tenemos 20 abogados contratados. Al volver al mundo privado, abogados hay muchos que pueden ser mejores que yo, pero no hay abogados con mi conocimiento del aparato público: un alcalde que gobernó una comuna con un presupuesto de $160 mil millones al año, con siete mil funcionarios, 35 mil alumnos, a cargo del Teatro Municipal de Santiago, un asiento en el GAM y en el Museo Violeta Parra.
Yo tengo un olfato, una percepción que me da el contacto con la calle, voy a la feria, tengo la sensación de la gente. Y la formación de abogado te da una forma de pensamiento lógica, jurídica. Ser abogado te enseña a pensar y a actuar de una forma, quizás a veces extremadamente legalista, pero que permite que, por ejemplo, nosotros nunca hayamos tenido un problema con la Contraloría.
No me sumé al grupo de alcaldes que decían que iban a cerrar los malls. ¿Cómo voy a cerrarlos si no tengo atribuciones para ello, más allá del ímpetu que puedo tener de querer hacerlo porque hay una pandemia? Recuerdo una polémica, justo se dio que de un grupo de alcaldes yo era el único abogado de profesión y tuve que decir ‘perdónenme, pero aquí yo actúo de acuerdo a la legislación y mis atribuciones. No puedo actuar más allá’. Y eso es un poco la formación que ser abogado te da, que en estos casos te ayuda mucho.
Un proceso electoral es una gran pasión. Yo no estoy buscando ser candidato, pero la situación de la comuna, de cómo la dejé y cómo está ahora, es muy distinta.
El tema está súper candente, estamos en los extremos y eso le hace muy mal a Chile y a su clima político y no sólo en Chile. Si nos vamos a Brasil también pasamos de un extremo a otro. Si vemos lo que ocurrió en España. Entonces yo creo que el clima en el mundo está extremadamente politizado.
La universidad sí influyó en inculcar valores como el respeto por la diversidad, a trabajar con los que piensan distinto, a tolerar. También me ayudó un colegio en el que estuve con personas de distintas culturas y religiones. En mi casa también: yo era hijo de un parlamentario y me acuerdo haber visto a Mario Palestro, a Gladys Marín en la casa y, alguna vez, en Algarrobo; o al propio Carlos Altamirano tomándose un trago. Entonces, eso te enseña a respetar la diversidad, a poder entenderse, a conversar.
“Chile no puede ser un regimiento, tenemos que aprender a respetarnos y avanzar. Las prioridades de la gente son pensiones, seguridad y salud. Eso demandan, así que espero poder seguir aportando y la Universidad Finis Terrae ha sido un gran aporte para todo esto”, remata.